Aunque el uso de indicadores es idóneo para el control de los procesos, es necesario sopesar las ventajas que pueden aportar en la mejora de estos frente al trabajo y recursos que conllevará su recopilación y análisis. Antes de decidir los indicadores a implantar es necesario tener claro lo siguiente:
- Quizás uno de los problemas con que se enfrentan muchas organizaciones durante los comienzos de la implantación sea el llevar a cabo estas tareas cuando a veces algunos indicadores ni son útiles ni son requeridos por la norma. Por ello, es preciso identificar y consensuar con el personal implicado qué procesos es necesario controlar y porqué, y cuáles son los parámetros que además de reflejar el estado del proceso son fáciles de recopilar y analizar posteriormente.
- La frecuencia empleada para el cálculo y la toma de datos durante el proceso seleccionado debe ser sistemática y regular.
- Los resultados que se obtengan deben contrastarse con los objetivos cuantificables o índices máximos que se hayan marcado.
- Detectar resultados fuera de los márgenes establecidos como correctos no debe ser utilizado para buscar responsables, sino que deben tomarse como oportunidades de mejora. Una vez estudiado cada caso concreto, encontrados los motivos y aprobadas e implantadas las acciones correctivas oportunas, se obtendrá un mayor control de los procesos.