Tras identificar los procesos de la organización, es necesario determinar su secuencia e interacción; es decir, cómo están ordenados y cómo se relacionan unos procesos con otros. Esto puede graficarse en el llamado Mapa de Procesos.
Después de los casi dos meses de estudio de la empresa para decidir en qué punto se encontraba inicialmente y que procesos componían su actividad resultó fácil identificar y determinar la relación de los distintos procesos relacionados con la gestión de la calidad, aunque en algunos casos debían retocarse ligeramente para cumplir los requisitos de la norma.
Tras algunos esbozos se definió el mapa de procesos en ese momento según se muestra en la figura 7 que te mostramos más abajo.
Obviamente, en este mapa de procesos no se encuentran aquellos que aún no se han implantado sino solo los existentes en el momento inicial. Posteriormente se ampliaría con los nuevos procesos incorporados.
La elaboración del mapa de procesos puede resultar algo complicado, pues una vez determinada la interrelación entre los procesos, al intentar plasmarlo todo en un solo formato es necesario ordenarlos de modo que las líneas de relación no resulten una red ilegible. Para facilitar esto, es posible englobar varios procesos en un solo macroproceso. De este modo se puede indicar en el mapa solamente el macroproceso y documentar en un mapa aparte la interrelacción entre los procesos que lo componen.
A estos procesos mostrados en la figura, previa adaptación e incorporación de algunos aspectos para su conformidad con la normativa correspondiente, habría que añadir más tarde los seis procesos que la misma norma requiere implícitamente así como los que se fueran determinando como necesarios para la correcta gestión del sistema de calidad.